Con esta pregunta el profesor Sanmartín, del máster de Liderazgo Político y dirección pública de instituciones político-administrativas, nos habla de la administración y sistema público canadiense. Se está refiriendo a la pregunta que se hacen los canadienses a la hora de decidir su voto en las elecciones.

Me ha parecido tan aplastantemente simple y racional que llevo un rato dándole vueltas… supongo que será porque no puedo concebir que esto mismo ocurra en España ¿o sí? Por mi naturaleza optimista, diré que algunos de nosotros nos hacemos esa pregunta ante la avalancha de elecciones que hemos tenido en los últimos cinco años… pero como la realidad supera el optimismo en la mayoría de los casos, sabemos que esto no es así, en general no nos paramos a analizar si vivimos mejor o peor que hace cuatro años y votamos conforme a ello. La motivación del voto no aduce a mecanismos de racionalidad (voy a dejar a Weber descansar porque con utilizado que está últimamente no podrá descansar) sino que es una combinación de factores mediatizados por la ideología y la pseudofidelidad a esos principios, las simpatías de los candidatos, la tradición electoral personal y sobre todo la opinión pública y mediática del momento.

Y yo me pregunto por qué, por qué en Valencia o en España no podemos simplificar las cosas, simplificar la realidad y decidir nuestro voto en base a si he mejorado o empeorado respecto a las pasadas elecciones.

Yo, por lo pronto, me parece que en las próximas elecciones, calculo que para mayo de 2013 –sarcasmo- voy a probar el método canadiense para decidir mi voto.