Acabadas las olas electorales, podemos comenzar los análisis con cierta perspectiva. Primera parada, el cap i casal que mucha tela tiene que cortar.

La semana pasada hablábamos de las claves para entender qué podría pasar en la ciudad: la movilización, la gestión de las popularidades y la resistencia. Con seis partidos, las tres claves son válidas para ambos bloques, de izquierda a derecha y viceversa.

Si comenzamos por la participación, las estimaciones se han cumplido, hemos salido menos personas a votar porque ha caído 6 puntos (30.000 votos) respecto a las anteriores. Algo de fatiga electoral hay por muy incomprensible que eso parezca. Si nos ponemos dramáticas, mover las autonómicas ha penalizado la participación con 11 puntos y es un toque de atención a la izquierda, y al PSPV en particular (futuros movimientos asimilacionistas a Cataluña y Euskadi).

Participación electoral ciudad de València

Pero no demos rodeos con la participación y demás cuestiones aburridas, vayamos a la chicha. Analicemos los resultados por partidos. Si vemos el voto por bloques, la izquierda se deja casi 19.000 votos y la derecha gana más de 5.700. Por tanto, y a la espera de mayor detalle en el análisis, la abstención ha penalizado a la izquierda aunque no tiene implicación en el reparto de escaños: 17 al Govern de la Nau y 16 a la oposición. Igual que en 2015. La diferencia es el reequilibrio asimétrico intrabloque: Compromís y PSPV suben a costa de PODEM-EU que no supera el 5% (barrera electoral) y no entra. En la derecha, acercamiento entre PP y C's, desaparece la ilusión del sorpasso, y entra la derecha radical.

Por tanto, las claves de qué ha pasado serían, por un lado, el gran éxito de Compromís. ¿Por qué? Pensemos que es un partido pequeño sin apenas trascendencia histórica ni en el Ayuntamiento ni en la Autonomía, sólo a partir de 2011 y de manera muy tímida. Igual que hemos hablado del exitazo de Podemos y Ciudadanos desde 2014 porque no existían, venían de la nada prácticamente. Además, la primera vez que el partido más votado en la capital es un partido valencianista (es un PANE, es decir, partido de ámbito no estatal) que supera a los tradicionales del bipartidimo y es la primera vez en 25 años que el partido más votado no es el PP.

Evolución de los resultados de la ciudad de València por bloques. A la izquierda (de arriba a abajo, PSPV-Compromís-PODEM) y a la derecha (de arriba a abajo, PP-Cs-VOX) .

Por otro lado, los resultados nos indican que es una plaza muy disputada, sin mayorías claras y, por tanto, plural. Eso es bueno, es el camino hacia una plaza madura. De hecho, anoche hubo tanta tensión y emoción que en el 62% de escrutinio, el bloque de izquierdas perdió una concejalía (PSPV) y se quedó a 1 del vuelvo electoral. Los políticos hablaron ante los medios una vez pasado el escrutinio al 98% ¡Háyase visto!

También deberíamos añadir como clave el taponamiento de la sangría esperada del PP. Pierde 2 escaños (24.000 votos) pero no es la debacle que algunos anunciaban. Esto nos hace virar el foco hacia el estancamiento de Cs, que en un momento de gran crisis orgánica de los populares apenas gana 4.000 votos ¿Es este su techo electoral? No ha sabido aprovechar el viento a favor, veremos si emplea estos cuatro años para mejorar su imagen en la ciudad. En cierto modo, hay una cuestión interesante a resaltar: el anticatalanismo ya no es el comodín del público de la derecha valenciana. Parece que superamos uno de los ejes del conflicto identitario... lo diremos con la boca pequeña por si las moscas.

Y finalmente, como aventuraban los sondeos, la derecha radical entra en el consistorio con un 7% del voto pero en menor medida de lo estimado. Ojo cuidao con la normalización de la radicalización de discurso y debate en los próximos años y más, en una ciudad tan tolerante con las libertades y expresiones individuales como es València.

Y ahora, ¿qué va a pasar?

Parece que habrá reedición del Pacte de la Nau (me encanta que nuestra universidad sea quien le da nombre) y, como ha pasado en la autonomía, con reequilibrio de bloques, aquí aún más acentuado por la desaparición del PODEM. Será interesante ver cómo la carta del Ayuntamiento juega un papel importante en las negociaciones del Botànic.

Podríamos decir que la ciudad aplaude la tranquilidad y serenidad del alcalde, diametralmente opuesto a la superlativa intensidad aderezada de folclorismo mal intencionado de otros tiempo, y la ciudad apuesta por una transición hacia la sostenibilidad y posicionamiento frente al cambio climático. Pero más pedagogía e interlocución bidireccional, por favor.

A futuro, es posible que caminemos hacia un escenario de mayor concentración en la izquierda (EU y PODEM necesitan liderazgo y estabilidad como agua de mayo) y un reequilibrio en el bloque de la derecha hacia el PP y descenso de Cs y Vox. Pero estamos a muchos días, escándalos (la corrupción todavía dará de qué hablar) y cosicas varias para esto. Ahora, a desestresarnos electoralmente, que no políticamente.

*Foto: Monika Grabkowska