En marzo de 2015 comencé a colaborar en La Vanguardia Comunitat Valenciana con una columna digital que se llamaba Filtro Valencia. Fue una experiencia intensa porque era la primera gran responsabilidad en los medios de comunicación, la rutina de la escritura semanal y el sometimiento a la crítica (trolls included).
¿Y por qué Filtro Valencia? Pues porque no hay nada como un recurso mainstream para acercarnos a la realidad sociopolítica valenciana. Ahora, que con los filtros nos pueden pasar dos cosas. Una, que nos quedemos maravillados con los contrastes y el viñeteado y no nos fijemos en lo que hay detrás. O dos, que vayamos un poquito más allá y rasquemos para encontrarnos con una magnífica fotografía. Mi intención en este blog es que consigamos hacer esto último.
Así comencé mi andadura en la opinión pública.
¿La calma que precede a la tempestad… o viceversa?
El poder económico cambia de bancada
Abuelita, abuelita, qué bolsillos tan grandes tienes…
Meritocracia y otros cuentos chinos
Fiestas políticamente correctas
La comensalidad y el cine de verano
Una plaza, dos plazas, tres plazas
En busca del pacto encantado IX
Lo que pasa en el mitin, se queda en el mitin
Políticos ¿en directo o en diferido?