Hace justo cuatro años estábamos (a falta de un mes) en un clima de profundo cambio, se sentía, se percibía el hastío ante un gobierno y un partido que llevaba en el poder 20 y 24 años, autonomía y ayuntamiento de València respectivamente. El cambio de ciclo estaba cerca y el caloret lo precipitó.
Entonces, hablaban y hablábamos mucho -bastante- de los temas valencianos. Este año poco o nada a pesar de que algunos se hayan esforzado en visibilizar “la cuestión valenciana” durante campaña. Empresa imposible porque apenas ha existido.
En 2015 había ganas de cambio (mis reflexiones sobre ese clima, lo tenéis en la columna que por entonces escribía en La Vanguardia “Las fiestas de la democracia”). Hoy la campaña ha girado en torno al miedo -real o proyectado- por la llegada a las instituciones de la derecha radical (Andalucía ha sido determinante en ambas direcciones). La movilización de la ciudadanía responde a ello. Sea cual sea el resultado, es bueno que nos movilicemos por este tema. Es una defensa de la democracia… ¿O esa participación responde a la activación de una bolsa de abstencionistas de perfil conservador? Mucho cambia el cuento si es así.
En aquél momento, muchos decidieron votar por correo. Había aumentado respecto a las de 2011 pero hoy apenas son la tercera parte de quienes lo han solicitado. Se ha multiplicado por 235% el número de personas que han emitido su voto con antelación. La mayoría aducen al fin de semana de Sant Vicent Ferrer, fiesta autonómica, pero no desdeñemos la cantidad de gente, especialmente jóvenes, que han salido de la terreta a encontrar un trabajo digno y relacionado con sus expectativas vitales.
Hace cuatro años había ruido, mucho, como siempre en toda campaña electoral. Hoy, más en este caso, con cuatro comicios en un mes, las noticias, las opiniones y los análisis se multiplican. Muchos de ellos sirven para informar y hacernos reflexionar, otros sirven para generar y multiplicar el ruido. Es y será así. Pero en esta ocasión nos acompañan las fake news y las app para contrarrestarlas ¿hastío del periodismo de calidad o propia supervivencia?
¿Qué hemos perdido este año? La cotización del mercado de frutas de Twitter. Si recordáis, en 2015 (y en las estatales de 2015-2016) en esta red social se publicaban los sondeos electorales a través de frutas y verduras asociadas a cada partido (las fresas eran PSOE, las naranjas eran C's...) porque la publicación de resultados demoscópicos están prohibidos durante la última semana de campaña. Arcaísmos de la LOREG. Este año nada de frutitas del mercado andorrano. Una gran pérdida.
Y finalmente, hoy tenemos la sensación de una doble vuelta asimétrica en la que la primera -autonómicas y estatales- van a determinar lo que pueda pasar en la segunda -locales y europeas-. Aunque, en verdat, nada tengan que ver en cuanto a comportamientos electorales, competencias, uso de medios o distancia con la ciudadanía unas con otras.
En todo caso, bienvenidas sean todas las consultas, que aún son pocas a mi modo de ver; bienvenida sea la movilización, en cualquier dirección; y bienvenida sea la responsabilidad para abril, y también para mayo.
*Foto portada: Edgar Castrejon@edgarraw
*Foto post: Parker Johnson@pkripperprivate