¡¡Volvemos con la YIMBY!!

 

Debo decir que la sugerencia de don Eli Gallardo de este mes me ha gustado mucho y además me ha hecho pensar más de lo que me imaginaba, así que doblemente agradecida. Y me ha hecho pensar mucho porque he jugado a ponerme en el lugar del representante político y en el lugar de la asociación. Respecto a la cara A, nunca he sido representante política, ni tan siquiera estoy afiliada a ningún partido pero como asesora es fácil ponerte en su lugar. Respecto a la cara B, desde hace muchos años formo parte de varias asociaciones, algunas de ellas con verdadera implicación personal. Soy una firme defensora del tejido asociativo como movimiento de empoderamiento de la ciudadanía, de acción real y de control político. Así que me es todavía más sencillo ponerme este sombrero. Así que, como ya sabéis desde donde parto, comencemos con el comentario.

 

El resumen

“Un modelo que trata de explicar el comportamiento de dos de los actores principales del sistema de interacción de una democracia local: el gobierno municipal y las asociaciones locales” (pág. 21). Los autores se inspiran en la teoría de juegos así que rendimientos marginales decrecientes, rendimientos marginales crecientes, free-rider (gorrón), acción colectiva, interés, maximización de voto o poder nos acompañarán a lo largo del artículo.

 

Participación ciudadana ¿inclusiva o exclusiva?

“Este modelo nos ha permitido dilucidar cómo se conducirá un gobierno municipal que actúa racionalmente si su interés consiste tanto en maximizar el voto como en abrir cauces a la participación ciudadana a través de asociaciones locales representativas de los intereses ciudadanos.” (pág. 21).

 

Desde el principio los autores hablan de participación ciudadana, a mi modo de ver, de manera tradicional, con un concepto reducido. Participación ciudadana ejercida a través de entidades, es decir, sociedad civil organizada. Esto choca con el concepto de participación y de ciudadanía que estamos manejando en los últimos años, mucho más amplio porque incluye a todos los ciudadanos, estén o no movilizados, que canalizan su acción a través de los diferentes cauces abiertos a tal efecto.

No pretendo ser naïve, soy consciente de que esa participación no alcanzará los niveles ideales pero creo que es necesario contemplar ambas dimensiones: la sociedad civil y la ciudadanía. O dicho de otro modo, la sociedad organizada y la que no lo está, la que va por libre. Cuestión aparte es que los ciudadanos con más información, más implicados y más movilizados, al final, suelen acabar integrados en este tipo de entidades. Hacemos un análisis coste-beneficio de estar unidos y organizados para tener un mayor impacto en nuestra reivindicación, sea la que sea.

 

Información imperfecta, como siempre

 “Para comprender la interacción entre el gobierno municipal y las asociaciones locales será preciso establecer primero en qué contexto informativo se desenvuelve esa interacción.” (pág. 8).

 

Comparto totalmente la idea de los autores ya no sólo para éste sino para cualquier escenario del mundo actual. Esto de que la información es poder está más que asumido pero cuando nos movemos en estos escenarios peripolíticos es crucial la tenencia de información. La aprobación de una ordenanza municipal, la publicación de subvenciones, el contacto con los técnicos, el acceso a los medios de comunicación locales o las actividades de entidades afines/contrarias se hacen fundamentales en la acción cotidiana de una asociación con cierto peso. Y todo esto es información.

Es cierto que los autores hacen referencia a la información en el sentido de un recurso que oriente el apoyo o no a una entidad pensando en el rédito electoral. Idea con la que estoy absolutamente de acuerdo, pues es con lo que me he encontrado en todos estos años de experiencia asociativa. Pero me parece que al final, en esta peripolítica que decía antes, la información adquiere un papel protagónico respecto a los recursos económicos y personales. Diréis que en la política también es importante, sí, lo sé, pero es que en ese escenario sí hay recursos que facilitan la acción y se equiparan o se acercan al poder de la información.

 

Todo en la vida es poder

 “En la medida en que el gobierno municipal controla tanto los mecanismos del poder político local como los recursos, puede promover la participación ciudadana en la toma de decisiones políticas de múltiples formas (…) del mismo modo que también puede hacer más difícil o imposible la participación de ciertas asociaciones en los órganos de decisión.” (pág. 5).

 

Estos dimes y diretes son la expresión de la política local. Alianzas, apoyos, estrategias… todos quieren poder para conseguir sus objetivos. La diferencia es el lugar desde el que ejercen esa presión. Los que ostentan la representatividad política, quieren y desean controlar toda esa infraestructura que conforma la sociedad local. Ya no sólo en términos de maximización del voto –fin último cuando se trata de políticos mediocres sin sentido de ciudad- sino para evitar malestar, quejas, alborotos y ruidos varios que perturben la pax civitatis; y también, porque las asociaciones son una gran fuente de información técnica y especializada para las administraciones y los políticos ¿quién mejor que los vecinos de Benimaclet para identificar las necesidades del barrio; la asociación ecologista más importante -Agró en nuestro caso- para saber el estado de la Albufera; o las empresarias para conocer su realidad?

En el otro lado, las entidades con cierta notoriedad, se convierten en verdaderos lobbys locales que influyen de manera directa –asociaciones empresariales o colegios profesionales, principalmente- e indirecta –la mayor parte de las asociaciones- en las políticas municipales. Y si ya estamos en una ciudad como Valencia en la que conviven la administración local, provincial y autonómica, todavía más. Es el pan nuestro de cada día.

 

Propuesta para Don Eli Gallardo

Querido seopolitiquero, le toca. El próximo texto que tiene usted que comentar es “Parlar per no dir res, o per dir” de Joan F. Mira en la Revista Electrònica dels Estudis d'Humanitats i Filologia de la UOC, núm. 7 (2005). Pasada la campaña, hechos los correspondientes análisis cuantitativos ¿qué le parece si bajamos el ritmo, nos ponemos una copa de vino y leemos al maestro antropólogo valenciano con Silvia Pérez Cruz de fondo?