La semana pasada la periodista Sara Montero de cuartopoder.es, publicó un artículo sobre el proceso de negociación para la formación del gobierno estatal y los distintos casos existentes en el territorio español, como nuestro querido Pacte del Botànic I y II, que es donde se centra mi aportación. Os dejo algunas de las reflexiones.

Hace casi dos meses que acudimos a votar a las generales (y autonómicas) y seguimos sin gobierno. En el estado. Bueno y en la ciudad. La que por ahora ha cumplido ha sido la autonomía, con desavenencias y teatralidad, claro. El hecho es que las negociaciones de Sánchez ahora con la izquierda, ahora con los liberales, ahora con la opción de coalición de gobierno, ahora con la osadía de ir en solitario nos están dando mucho de qué hablar y mucho en qué pensar. Y, en parte, se debe a la inexistente experiencia que tenemos como espectadores de procesos de negociación política, en general, y de conformación de gobierno, en particular.

Esto hace que estemos sobredimensionando la expectación -algo parecido pasó aquí con el Botànic I y la Nau I- y dirigiendo los focos a la estética, a los gestos, a las desavenencias o a los guiños mientras esperamos información sobre el contenido, sobre los acuerdos políticos y de políticas. Así es que mientras tanto, artículos como este de Sara Montero, en el que también participa el catedrático de Ciencia Política de la Autònoma de Barcelona y referente de la politología, Joan Botella Corral, nos sirven para hacer repaso de la situación.

En estos momentos, poquita información tenemos para saber hacia dónde dirigirá sus pasos el Presidente en funciones Sánchez, que tiene un ojo en los resultados electorales (¡ojo cuidao con volver a convocar elecciones!) y otro ojo en el futuro y la viabilidad de una legislatura que se avecina compleja.

"La situación aún no está estabilizada, los partidos no saben qué fuerzas tienen por la alta volatilidad. Por tanto, el movimiento de coaliciones es poco intuitivo".

La falta de cultura de coaliciones es resultado del "diseño de la Transición y de la propia tradición política española. Venimos de una lógica bipartidista o pseudobipartidista donde dos grandes partidos casi nunca han necesitado de la negociación con otros , con la excepción de los nacionalistas" para conformar el gobierno, sí han necesitado apoyos parlamentarios para sacar adelante leyes, como los presupuestos, o medidas concretas. Es así que no hemos tenido un gobierno bicolor-tricolor-hexacolor en España y, por ende, no hemos asistido a una negociación para crearlo.

Los valencianos y valencianas ya sabemos qué es eso porque ha hemos vivido esto mismo con el Pacte del Botànic I y II. Ambos sirven como ejemplo de gobiernos de coalición y que, como he dicho en alguna ocasión, para mí es el gran éxito de la legislatura por lo que tiene de innovación y sofisticación democrática, también para España. En estas semanas se está hablando casi más de València que nunca sin haber hecho ninguna reivindicación, ninguna política y, probablemente sin pretenderlo. Es lo que tienen las cosas bien hechas, que brillan por sí mismas.

El artículo es muy interesante. Para leerlo, clic aquí.

*Foto: El Periódico