Ayer participé en la mesa de expertos y expertas del programa El dia À Punt, en el que colaboro con la columna radiofónica de los miércoles, para debatir sobre la evaluación de las políticas de la COVID. O su ausencia.

Para mí fue un honor compartir mesa con Nuria Oliver Ramírez, experta en Inteligencia Artificial y mujer referente, de las que mirarse como en un espejo; y con mi querido colega Borja Colón de Carvajal Fibla, jefe de Innovación de la Diputació de Castelló, y con quien tengo la suerte de haber coincidido en varios proyectos interesantes en torno a la evaluación, la transparencia o la administración.

Estuvimos charlando un ratito sobre qué es la evaluación, sobre el miedo que se le tiene desde la clase política (algo que ya sabemos) y cómo debe ser una herramienta para tomar mejores decisiones. Durante este año hemos visto a pleno rendimiento la maquinaria pública generando programas, ayudas, pliegos, decretos, subvenciones... hasta la extenuación. De sus trabajadores y trabajadoras, claro. Y del presupuesto también. Con el tiempo analizaremos estos meses desde muchos puntos de vista, tanto académicos como políticos, pero el que se hace más pertinente y necesario que nunca es el de la evaluación. Y si es sistémica, casi mejor.

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